viernes, 15 de noviembre de 2019

CAMINAMOS POR NUESTROS SENDEROS Y NUESTROS PUEBLOS 2019

VISITA A ALMADÉN




En primer lugar señalar que el parque minero, la plaza de toros, la cárcel de forzados y el hospital de san Rafael, son Patrimonio de la Humanidad desde 2012.





La primera visita es el PARQUE MINERO, la mina de Almadén estuvo activa 2000 años, y es el mayor yacimiento de Mercurio conocido hasta la fecha, del que se ha extraído la tercera parte del mercurio consumido por la humanidad. En 2002 se ceso su explotación, aunque todavía hay una gran reserva de cinabrio en su interior. 


En el centro de recepción de visitantes, mediante una proyección virtual se puede ver el interior de toda la mina de Almadén, apreciando los diferentes tipos de estratificación, con las galerías y pozos desde la edad antigua hasta la actualidad. 
Antes de entrar a las galerías, hemos parado en el Centro de Interpretación de la Minería, dentro de un antiguo edificio de compresores, donde pudimos conocer los diferentes sistemas de explotación utilizados en la mina. 

Hemos hecho un recorrido por las entrañas de la tierra, visitando el interior de una de las minas mas antiguas del mundo, las condiciones en las que vivían los condenados a galeras en las minas. 
Mina explotada en los S. XVI y XVII, bajando por un ascensor a unos 50 metros de profundidad. 


Hemos andado por las galerías, el pozo de san Aquilino, la Ermita de la Virgen de la mina, el Baritel de San Andrés... El malacate de San Andrés, es una instalación de principios del S. XVIII, que tenia como objetivo extraer el mineral a través del pozo con el mismo nombre. Es un torno vertical, anclado en un gran hueco excavado, alrededor se arrolla un soga o maroma. El tambor se movía por medio de 2 mulas, lo que mas impresiona del Baritel es el gran espacio excavado en la roca y la gran cúpula de ladrillo y piedra.         


La salida a la superficie se realiza por medio de un tren de vagonetas, super divertido y donde hemos visto las instalaciones del exterior. 

 

Fuera hemos observado los Hornos de Alúdeles del S. XVII, Hornos de Tejera y Hornos de Berrens
    




Lo que llamó mucho la atención a  niños y adultos, fueron dos viejos automóviles que funcionaban como ambulancias. 
También visitamos el Museo del Mercurio, antiguo almacén, construido en 1941 para la protección del mercurio en la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial.Salas dedicadas a la geología y la paleontología de la química del mercurio, historia de este metal y la sala de pesaje y envasado. Además en el sótano pudimos ver la historia de las minas y el transporte del mercurio desde Almadén a Sevilla para llevarlo después a América. 



Finaliza la visita y volvemos con un tren al Centro de visitantes, donde pudimos adquirir algunos recuerdos relacionados con la visita. 



Monumento a los mineros
Dejamos atrás el Parque Minero y nos desplazamos hacia el corazón de Almadén, primero a reponer fuerzas para poder continuar con nuestra visita.
 
La segunda visita que hicimos fue el HOSPITAL DE MINEROS DE SAN RAFAEL
A principios de agosto de 1752, el superintendente de las minas, que por aquel entonces era D. Francisco Javier De Villegas, ante las frecuentes epidemias y la alta mortandad de la población y de los forzados que trabajaban en las minas, propuso la fundación del Real Hospital de Mineros de San Rafael. 

En el S.XVIII las Minas de Almadén tuvieron que intensificar la producción para abastecer a las colonias americanas. Esto elevó la demanda de mano de obra, principalmente presos forzados, esclavos y trabajadores temporeros venidos de fuera. Este crecimiento, también hizo crecer el numero de trabajadores enfermos, y las epidemias provocadas por el hacinamiento de los habitantes en las escasas casas de la localidad, lo que era una importante perdida de mano de obra.

Esto convenció al superintendente Francisco Javier de Villegas de la necesidad de construir un hospital para atender a los trabajadores de las minas y sus familias. Pero el proyecto consistía en la construcción de viviendas y posterior de una plaza de toros, y con los ingresos obtenidos con el arrendamiento de las viviendas y los beneficios de los festejos taurinos se financiaba el nuevo hospital 

Las obras aunque no estaban terminadas, comenzó a funcionar en marzo de 1774, cuando se trasladas los primeros  enfermos , dotado de 40 camas separadas en salas para hombres y mujeres. 

La media anual de ingresos de enfermos supero los 800 individuos y la de consultas unas 14.000, etapa de gran aumento demográfico debido a la llegada de forasteros para trabajar en las minas. 
Desde su funcionamiento, el edificio fue sufriendo modificaciones en su estructura. la construcción de una vivienda para el capellán, un cuarto para los disminuidos psíquicos,...obras de desagüe, cocina, lavadero, corral, ampliación cementerio del hospital, y una sala de presos y un calabozo. 

Por lo tanto, los ingresos del hospital se vieron reducidos a los alquileres de las viviendas de la plaza de toros, la venta de medicinas, el cobro por la hospitalización. 




Este exceso de mano de obra, produjo una implantación del sistema de "reparto de jornales", cuyo resultado fue el descenso de los niveles de exposición al ambiente toxico de las minas, y en consecuencia, una disminución en las enfermedades profesionales. Por lo tanto, se produjo una disminución en la demanda de ingresos, convirtiéndose en asilo para enfermos crónicos. En 1904 se incorpora personal religioso al hospital, asumiendo las funciones de mantenimiento, alimentación, lavandería y cuidados básicos de los enfermos las Hermanas de la Caridad.
 
En 1918 se plantea la renovación de los servicios sanitarios, encargándose el proyecto al doctor Guillermo Sánchez Martín, jefe médico de la mina. En 1925 dictó una serie de normas para combatir el hidrargirismo: “Debe suprimirse en absoluto la mala costumbre de comer en los lugares de trabajo y bajar a la mina recién comido. Tener fuerza de voluntad suficiente para no fumar en la mina, evitando el riesgo de llevar a los labios vesículas de azogue. El hatillo ha de ser de uso necesario, pues no es posible el aseo del cuero, al terminar el trabajo, si se conserva la misma ropa impregnada de sudor, polvo o barro. Al terminar cada jornada hacerse una limpieza meticulosa de cabeza, manos y pies, y lo más perfecta posible del resto del cuerpo. El cuidado de la boca merece atención especial con un lavado diario y acudiendo al dentista para que desprenda el sarro de los dientes y empaste los careados. Disponer el dormitorio en la habitación más soleada de la casa y habituarse a dormir en todo tiempo con la ventana abierta. Ser ordenado y moderado en el comer y parco en el beber”.




















El doctor concluía: “En este plan de buen vivir, conservará piel, riñón y pulmón sanos, y seguro de sus energías, será feliz al reproducirse en hijos vigorosos, futuros mineros de un Almadén siempre próspero, para ello conservado”.
Como el mercurio se elimina en buena parte por la sudoración, había también en el hospital una habitación cuyas paredes tenían potentes lámparas y cuyo suelo era de arena. En “la playa”, como la llamaban los mineros, éstos daban vueltas siguiendo un círculo marcado en el suelo mientras exudaban el mercurio gracias a la elevada temperatura de la habitación. También se usaba un cajón de madera dotado de numerosas lámparas en el que se colocaba sentado el enfermo a fin de provocar sudoración. Estos dispositivos fueron sustituidos hacia 1980 por una moderna sauna. Es en este año cuando se abandona el edificio pasando la atención médica al recinto minero.

Desde su rehabilitación en 2004, alberga en su interior el Archivo Histórico de Minas de Almadén –con  más de 100.000 expedientes ya catalogados y una extensa colección de planos desde el s. XVIII hasta nuestros días–, la sede de la Fundación Almadén, el Museo del Minero, el Museo Hospitalario y otras salas de exposición que permiten conocer la vida y costumbres de la población de Almadén y su comarca.
























La construcción de la Plaza de Toros de Almadén está íntimamente vinculada a la del Real Hospital de Mineros de San Rafael. Debido a las frecuentes epidemias, a la alta mortandad de la población y de los forzados que trabajaban en las minas, motivadas por la falta de viviendas para albergar a los temporeros que trabajaban en las minas, esto provoco la construcción de 24 viviendas que conforman la plaza hexagonal, y que tenían doble finalidad, evitar el hacinamiento en las casas de la localidad - 4 o 5 familias por casa- lo que aumentaba el riesgo de epidemias, y aportar, con el alquiler de las mismas, dinero para la construcción del hospital. Las viviendas, a su vez, conformaban una plaza para la celebración de festejos taurinos, dedicándose también el dinero de los festejos para la construcción del hospital. Construida la “Plaza Nueva” se establece la realización de un mínimo de seis festejos anuales, con cinco o seis toros cada uno, con el fin de obtener ingresos para  la construcción del hospital.
Entre 1755 y 1757 las obras se agilizaron por el paro forzoso de obreros a causa del incendio que afectó a las minas y que duró dos años y medio. En este periodo tanto la plaza como el propio hospital –que comenzó a construirse en noviembre de 1755– se beneficiaron del empleo de un mayor número de obreros en un intento de evitar una emigración masiva. Las obras de la plaza finalizan totalmente en 1765 con un coste superior a los 320.000 reales de vellón. Posiblemente los primeros festejos realizados en la Plaza Nueva son los referidos a octubre de 1752, cuando se lidiaron 21 toros entre los días 19, 21 y 23 de dicho mes a cargo de Pedro Campanero y Pedro Martín Zancudo, siendo el precio del asiento de un real. Como dato curioso cabe reflejar que el 10 de mayo de 1754 se promulga una Real Orden por la que se prohíbe la celebración de festejos en todo el Reino. Esta disposición pretendía la recuperación de la cabaña ganadera diezmada por la sequía y las epidemias. Esta orden solo afectó parcialmente a Almadén ya que Villegas, argumentando el destino de los ingresos, obtuvo una dispensa para la celebración de festejos. Ese año se lidiaron en Almadén un total de 35 toros por Pedro Campanero, vecino de Ciudad Real, Pedro Martínez Zancudo, vecino de Almagro, y Raimundo Franco de Torres, alias “El Indiano”, vecino de Ciudad Real que rejoneó dos toros a caballo y realizó otras habilidades en los festejos.
Otra curiosidad de la plaza de Almadén es la de contar con toques específicos de clarín, incluido el toque de muerte, hoy día en desuso. Por la plaza de Almadén pasaron, entre otros muchos, Curro Guillén, Juan León, “Paquiro”, “Cuchares”, “Lagartijo”, “Costillares” y Rafael Bejarano. Cuentan que se cantaba en Córdoba una coplilla, en referencia a estos últimos, que decía: Arrogante Costillares,
Las antiguas viviendas se sitúan en dos plantas rodeando el coso, que está formado a su vez por dos galerías en altura, la inferior construida en arquería encalada y la superior por pies derechos, zapatas y tirantes de madera. Finalizada su rehabilitación en el año 2003, hoy día se celebran importantes festejos taurinos y alberga también el Museo Taurino, sala de exposiciones, Oficina de Turismo, restaurante y hotel.


  El 4 de abril de 1753 estaban hechas todas las paredes interiores y exteriores hasta el primer piso con el fin de celebrar los primeros festejos. El alquiler de las casas, destinadas principalmente a temporeros, comenzó a finales de 1753 con solo 8 casas habitadas y en 1755 estaban habitadas más de la mitad y el número de personas que las ocupaba superaba las 200.


Siguiente visita es al   MUSEO TAURINO.
Patrimonio de la Humanidad desde 2012. Situado en el interior de la Plaza de Toros, este museo nos permite conocer los cosos taurinos más antiguos y reconocidos del mundo. No sólo el origen e historia de la Plaza de Toros de Almadén, levantada a mediados del S. XVIII, sino también sus detalles constructivos, el empleo de cabios y barro o la arquería empleada por los maestros alarifes que la construyeron.
Anda vete al Almadén Para ver matar bien toros






Gracias a paneles interpretativos y audiovisuales se hace un repaso a la tauromaquia, desde sus orígenes hasta la actualidad, con la muestra de fotografías, trajes y útiles. Lugar destacado en el museo lo ocupa la historia de la tauromaquia local, representada por toreros como Rafael Martín "El zorro", Teodoro Muños y Pedro Velázquez. 
















































Y para finalizar nos hemos acercado a la REAL CÁRCEL DE FORZADOS.
Patrimonio de la Humanidad desde 2012. Los escritos atestiguan que en 1525 ya estaba en funcionamiento la primera Cárcel de Almadén, una prisión para presos comunes pero sobre todo para presos forzados de la Corona, gitanos y esclavos.







Desde 1559, la falta de mano de obra en las minas de azogue para mantener el volumen de producción necesaria concertada en los arriendos entre la Corona y los Függer comienza a suplirse con reos condenados a trabajos forzados, esclavos comprados por los administradores o enviados allí por sus dueños para su “corrección” y gitanos que eran acusados de ladrones sin haber cometido delito alguno.
Los forzados, también conocidos como galeotes, tenían que cumplir pena temporal o perpetua, aunque la mayoría de ellos no vivían lo suficiente para alcanzar la libertad después de cumplida la condena, ya que se les encargaban los trabajos más duros.
La cárcel antigua, situada en una casa junto al a Mina del Pozo, albergaba entre 30 y 80 forzados, así como igual número de esclavos. En 1644 fue construida una galería que comunicaba la cárcel con la mina, con la que se pretendía evitar las posibles fugas, pues los presos pasaban a la mina desde la cárcel sin salir al exterior. A esta galería la llamaba “crujía”, que era el paso que había en las galeras y comunicaba el barco de popa a proa, de ahí que la cárcel fuera conocida con el mismo nombre. Ante la necesidad de mano de obra y la falta de espacio para albergar a los forzados en La Crujía, en 1754 fue construida la Real Cárcel de Forzados por el ingeniero Silvestre Abarca. El edificio constaba de dos plantas con un gran patio en el centro, todo ello rodeado de una gran muralla. En la primera planta estaban las dependencias del personal y en la segunda las celdas de los presos. Tenía capilla y baptisterio, enfermería, botiquín y dos salas para enfermos.
El trabajo de forzados se mantuvo hasta 1799, cuando después de más de doscientos cincuenta años, el Rey suprimió la pena de minas. Las razones para esta abolición fueron que no existían trabajos que pudieran fiarse a los forzados, ya que desde el incendio de la mina de 1755 atribuido a ellos, estaban excluidos de las tareas interiores de la mina. En 1800 fue desmantelado el presidio y trasladados sus ocupantes al de Ceuta.Después de esto, estas instalaciones fueron utilizadas durante el s. XIX como Cárcel Provincial, pasando por un periodo en el que se utilizó como campo de concentración (1939-1941), seguido de otro en el que fue utilizada como silo-almacén de trigo del Servicio Nacional de Cereales (1941-1969). Finalmente, la Real Cárcel de Forzados fue demolida en 1969 y en el solar que quedó se construyó la actual Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén.
En la actualidad se conservan parcialmente los sótanos del inmueble, que han sido recuperados e integrados en el edificio de la Escuela Universitaria de Almadén. El bien arqueológico está constituido por un pasillo central con celdas a los lados, conservándose los muros hasta una altura de dos metros. Son enteramente de piedra, tanto muro como suelo. También existe una galería de recogida de aguas en el perímetro lindante con el monte.


En la visita pudimos ver una serie de vídeos, muy impactantes que explican la vida de los forzados en las minas de Almadén.


Después pasamos a una sala donde pudimos ver minerales, algunas piedras labradas con escudos, antiguas pilas bautismales, diferentes aparatos antiguos como  calculadora, teléfono,...